La existencia parpadea como una bombilla hasta que el
filamento decide quebrarse y llega la oscuridad sin que nadie la espere. Las
cosas buenas tienen caducidad a diferencia que las palabras que brotan y siguen
haciéndolo hasta que alguien generalmente cansado le pone punto y final. Digo
cansado por no decir vago, porque a veces hay ocasiones en que empiezas y no
puedes parar… y no es que todo lo que se tenga que decir valga la pena o sea
importante. La mitad o algo más esta lleno de paja que une una cosa y otra manteniéndote
en vilo.
O puede que generando todo lo contrario porque últimamente
desde que la tecnología es finita se tiende a sintetizar todo en pocas
palabras. Pero no soy muy de haikus y mucho menos de whatsapp, de este último
no por nada especial, sino porque alguien me dio dedos como pollas y con esos
digitales lo mínimo presionable es una tecla del teclado valga la redundancia,
porque las de un móvil las voy pulsando de cuatro en cuatro.
Y si, soy de sintetizar, así como de dar excusas a pesar de
que una y otra estén divorciadas, porque mis excusas son como la charla del
rey. Largas y llenas de agujeros de gusano por el que poder continuar en el
caso de que me corten la rama principal. Supongo que todos tenemos una hidra de
múltiples cabezas viviendo dentro en alguno de nuestros talentos.
Al igual que un boxeador se levanta una y otra vez de la
lona para seguir con ímpetu hasta lograr una victoria o el propio K.O. en
cualquiera de las direcciones. La verdad es que su ejemplo es de los más
dolorosos que hay, porque una vez estas tocado, tienes casi todas las papeletas
de volver al caer al suelo y continuar de esta manera mientras fuerzas le
queden a los adversarios.
Yo nunca fui mucho de pelearme físicamente, porque no aprendí
a medir el fin de las cosas y tampoco se
me da muy bien eso de dejar algo a medias o siquiera controlar mis fuerzas. Por
lo que no me he metido en demasiados problemas a pesar de ser un gallo de pelea
verbal que suena a chaparrón torrencial en mitad de un día soleado. Quizás sea
capaz de hacer mas daño con palabras que con los puños, pero aun no me dio por
pagar el pato con nadie. Dentro de mí junto a mis bestias hay demasiado mal
como para compartirlo con el mundo. Prefiero ser egoísta y comérmelo solo con
una cuchara como si fuera una tarrina de helado personalizado.
Su sabor?
Sabor a lágrima salada, con un toque de dulce venganza y el
amargor que aporta la áspera realidad que cada día parece más mierda que el
anterior. Y no es porque a todo hijo de vecino le de por decir que todo es
debido a causa de la crisis. O que en parte sea culpa del gobierno anterior, o
puede que sea la del siguiente. Pero en verdad todo esto que nos sucede es por
ser ESPAÑOLES, y no es un insulto para nada, es porque somos la raza más
deleznable que existe. Hipócritas, necios y envidiosos que piensan que lo que
escucharon en sus casas es la verdad absoluta y la Biblia el manual de uso
adaptado a la vida actual, cuando ciertamente, somos tan obsoletos como una
escoba frente a una aspiradora.
Lo nuestro es lo mejor, por eso nos creemos superiores a
que?
A nada… sencillamente porque somos el vertedero del mundo,
ese lugar calido y barato donde la gente de otros países viene a disfrutar de
lo que tenemos, y de paso a echarse unas risas de casi todo lo que nos
caracteriza. Vivimos anclados en el pasado, alimentándonos de algo que ya esta
en mal estado hace mucho tiempo. Demasiado pienso yo. En el colegio nos enseñan
que este país fue de los más importantes del mundo antes de que a nuestros
reyes les diese por copular entre la misma sangre hasta obtener subproductos
tan endogámicos que brillaban por la ausencia de inteligencia alguna que llevar
esto hasta el siguiente nivel.
Pero a pesar de todo, siempre quedará gente infravalorada
con aun más valor que nuestras mejores joyas, porque si miras la palestra
televisiva, a veces que la luz se funda, es deseable para no ver como residuos
sociales ganan más dinero en un programa digno de la abuela del visillo de lo
que puedan llegar muchos a ganar en un mes. Y como al gobierno le da por
sacarnos de la crisis aumentando los precios y dejando que nos bajen los
salarios hasta cotas inferiores al 2007, sin que ellos den ejemplo. Pues digo
yo.
Que me den un sobresueldo, porque hay tanto dinero negro
como fuga de capital bien sea a paraísos económicos como a países
subdesarrollados. Esto se ha vuelto cada día más como la hucha del mundo.
Algunos meten monedas y el resto, ya se las apaña para sacarlas. Sólo espero
que antes que a nadie le de por darnos un martillazo y volvernos a lo que
somos, el polvo de la historia y el esperpento de la realidad.